Con la muerte del último Inca de Vilcabamba en el siglo XVI, la población andina del Tahuantinsuyo no abdicó en su resistencia contra la invasión europea, durante los siglos XVII y XVIII se realizaron numerosas conspiraciones y levantamientos que fueron aplastados por los españoles. Antes de que Túpac Amaru se levantase contra el abuso español, se realizaron 112 rebeliones campesinas en el Perú, las cuales se realizaron como protesta por la injusticia del régimen colonial que pasaba sobre los indios, y sobre todo por la formación de una conciencia nacional indígena de libertad. Sin embargo esta conciencia nacional tenía una clara diferencia entre los indígenas y los criollos, mientras en los primeros el movimiento era religioso, rural y revolucionario, en los segundos el movimiento era urbano, moderno y reformista. Si bien las rebeliones o movimientos anticoloniales más conocidos desde la resistencia de Vilcabamba (1533-1572) los encontramos a mediados del siglo XVIII, a saber las de Juan Santos Atahualpa y Túpac Amaru II, no significa que durante el siglo XVII y la primera mitad del XVIII no hayan surgido y desarrollado diversos movimientos rebeldes de pequeña escala o localizados. Y en este caso, la diversidad es un término por demás adecuado, pues los movimientos anticoloniales hasta antes del de Túpac Amaru II resaltan por sus diferentes reivindicaciones, composiciones sociales, características de liderazgo, ubicación y desarrollo. Así, tenemos el movimiento del mestizo Ramírez Carlos en 1620, la rebelión de los indios de Larecaja y Omasuyos en el Alto Perú en 1623, el levantamiento de Tucumán en 1632, y luego el de Pedro Bohórquez en la misma localidad en 1650, la intentona de Gabriel Manco Cápac en 1667, el levantamiento de Fernando Torote y de su hijo en la selva peruana alrededor de 1724 hasta 1737, la rebelión de Alejo Calatayud en Oropesa en 1730, y la conspiración de Juan Vélez de Córdoba en Oruro en 1739, entre otros. Poco después, en 1742, Juan Santos Atahualpa puso en aprietos por casi una década al estado virreinal, lo cual sólo sería un presagio de un movimiento más articulado y de gran escala, como lo fue el de Túpac Amaru II. Si bien fueron numerosos los levantamientos, éstos se caracterizaron por su focalización, desorden interno, desorganización, pugnas y desgaste al no articular sus demandas con las de otras zonas y así avivar las intentonas rebeldes. En la mayoría de los casos, la Corona aplastó las rebeliones y ejecutó a sus líderes, incluso antes de que se iniciaran. Paradójicamente, las noticias de estos levantamientos o intentonas calaron hondamente en el imaginario social colonial, provocando un sentimiento de inseguridad latente. Es por ello que muchas de las intentonas, por más que se trataron de simples arengas y conspiraciones vacías, hayan sido aplastadas con severidad por las autoridades virreinales. El estudio de las rebeliones indígenas del siglo XVIII ha devenido en uno de los debates historiográficos más fructíferos de las últimas décadas. Prácticamente olvidados hasta la década de 1970, momento en el cual los estudios sobre el campesinado y los conflictos agrarios se convierten en un campo vital de la investigación académica, han ido apareciendo de manera continua nuevas noticias de rebeliones y levantamientos, haciendo más variado y complejo el panorama social del último siglo virreinal. Durante la década de 1970 también el tema adquirió tintes políticos, llegando a ser utilizado por el gobierno de Velasco Alvarado (1968-1975) con el fin de encontrar raíces a la lucha campesina que su gobierno intentó resolver. Así, la imagen de Túpac Amaru II y la de su rebelión fueron idealizadas al punto de querer encontrar una conexión directa con los movimientos LAS REBELIONES INDÍGENAS Y AMAZÓNICAS Está leyendo una previsualización gratis. Desbloquee el acceso completo con una prueba gratis. Pages 2 to 11 are not shown in this preview. Descargar con una prueba gratis 2 independentistas del siglo XIX, o de atribuirle una conciencia nacional más de acorde a los planteamientos políticos del siglo XX. La amplia literatura sobre el tema producida en las últimas tres décadas incluye estudios de diversas disciplinas como la historia, la sociología, la antropología y la etnohistoria, y ha convocado a investigadores de varios países. Lamentablemente, la mayoría de esos estudios ha buscado demostrar otras tesis de acorde a la agenda política de los investigadores, más que ahondar en el movimiento mismo. Es recién en las década de 1980 y 1990, que los estudios han privilegiado la diversidad de fuentes y a partir de entonces nuevas interrogantes se han abierto sobre el tema, muchas de ellas contradictorias, demostrando que el complejo tema de las rebeliones indígenas es un tema en constante debate y análisis. Esta nostalgia y añoranza del tiempo del Tahuantinsuyo, hicieron que los indígenas crearan relatos y mitos sobre el regreso del Inca, así como que surgieran falsos incas en el territorio durante los siglos XVII y XVIII, como parte de la esperanza de ser rescatados del abuso y de la justicia que reclamaban. Entre los falsos Incas que surgieron en el territorio de la colonia, se encuentran: El Inca Andaluz, en Tucumán en el año de 1656; El Inca Mestizo, en Oruro e 1738 a 1739; El Huayna Cápac de Quillabamba, en el Cusco en 1749 y Juan Santos Atahualpa, en la Amazonía, a mediados del siglo XVIII. Un factor muy importante para el movimiento nacional indígena, fue la actitud asumida por la nobleza indígena, pese a que muchos de estos nobles continuaban colaborando con los españoles, una gran parte planteaba reivindicaciones a favor de su clase social, como de los campesinos indígenas. Entre las exigencias podemos mencionar: El acceso a puestos de responsabilidad pública, El ingreso al sacerdocio (muy restringido en esa época), Una educación adecuada para el pueblo indio, Se aboliera la Mita de la Mina de Potosí y La abolición del reparto de mercaderías, por el cual se obligaba a los indígenas a adquirirlas aprecios exorbitantes que los conducían a la esclavitud. Uno de los líderes de la resistencia contra los españoles durante el siglo XVIII, estuvo comandada por Juan Santos Atahualpa, quien nunca fue vencido por los españoles y hasta llegó a formar un estado independiente en la selva central del Perú. Este caudillo Inca, fue considerado por los indios amazónicos como un Mesías, un salvador de todas las miserias, que venía a curar las enfermedades de la mente y el cuerpo, que era portador de justicia, libertad y paz. Este noble guerrero basó sus triunfos en las estrategias de crear alianzas entre grupos amazónicos como los Piros, Conibos, Shipibos, etc.; una política de atracción y apoyo a las poblaciones serranas; un rechazo selectivo de la cultura occidental, seleccionaba aquellos elementos que fuera de su utilidad (vacunos, ovejas, etc.). Está leyendo una previsualización Desbloquear el acceso completo con una prueba gratis. Descargar Con Una Prueba Gratis 3 La revolución de Santos Atahualpa, se realizó en dos fases: a) De 1742 a 1752, durante los cuales mantuvo enfrentamientos bélicos con los españoles, y b) En 1752, a fines del siglo XVIII, durante el cual retiró sus tropas indias sin llegar a someterse a los españoles. Las fuerzas de Santos Atahualpa llegaron a contar con un cuerpo permanente de 500 hombres y otro auxiliar de miles de "Chunchos" o indígenas de la selva amazónica, con quienes derrotó militarmente a los españoles, la corona disgustada dispuso que las fuerzas de Buenos Aires y Chile salieran en su búsqueda para combatirlo, estas no lograron su propósito, obligando a las fuerzas europeas a retirarse fuera de los territorios controlados por este insurgente, retirada que duró hasta la muerte de Santos Atahualpa. “Tengan gran confianza en la Virgen: ella les ayudará en todas las cosas”, Sta. María Mazzarello . El Primer Líder de las Rebeliones Indígenas: Juan Santos Atahualpa. La Rebelión de José Gabriel Condorcanqui – Túpac Amaru II; descendiente de Huayna Cápac, hijo legítimo de Miguel Túpac Amaru y de Rosa Noguera, su lugar de nacimiento aún no conoce con certeza, antiguo corregimiento, hoy distrito de la Provincia de Canchis, departamento del Cusco, el 19 de Marzo de 1743. Por su condición era un hombre instruido y de patrimonio holgado, dentro de sus propiedades estaban sembríos de coca y minas pero su actividad económica más rentable era el arriaje (servicio de carga) pues contaba con 350 mulas que realizaban estas labores del Cusco a Alto Perú (Bolivia). José Gabriel Condorcanqui y Noguera “Túpac Amaru II” - Caudillo indígena peruano. Hijo del cacique Miguel Condorcanqui y de una princesa inca descendiente de Túpac Amaru I, sucedió a su padre como curaca de Tungasuca, Surimana y Pammarca. Durante su infancia y adolescencia recibió una esmerada educación en el colegio jesuita San Francisco de Borja de Cuzco, junto a otros hijos de caciques. En 1776, a los treinta y cinco años de edad, viajó a Lima en representación de los caciques de Tinta, para denunciar los abusos de los encomenderos e interceder por los indios sometidos a la mita y explotados en los obrajes, las minas y el reparto de mercancías. Fracasada su misión, regresó a Tungasuca en 1778 y dos años más tarde encabezó una rebelión que se propagó por todo el virreinato y cuyo desencadenante fue el encarcelamiento y la posterior ejecución del corregidor Arriaga por orden de Condorcanqui, ante los abusos del funcionario. El caudillo indio adoptó entonces el nombre de Túpac Amaru, se lanzó contra las poblaciones del Alto y el Bajo Perú y degolló a cuantos blancos encontró a su paso. Venció a las milicias .
Las misiones en la evangelización del Perú Se consideran que el siglo XVI fue el gran siglo misional porque durante ese tiempo se logró bautizar a gran parte de los indígenas de la costa y de la sierra peruana. Recién en el siglo XVII los misioneros ingresaron a la selva a evangelizar, con el objetivo de convertir a los indígenas aún paganos. La Corona contribuyó a la labor misional con el envío de religiosos al Perú. Entre 1530 y 1820 llegaron a nuestro territorio 2 171 misioneros, la mayor parte de ellos franciscanos y jesuitas. Los miembros de estas órdenes religiosas realizaron el más intenso e importante trabajo misional durante la colonia. En el caso de los agustinos, estos estuvieron presentes en diversos lugares del Perú: la antigua provincia de Huamachuco, la selva de Ayacucho, entre otros. Los primeros que desarrollaron la labor misional en la selva fueron los franciscanos, inicialmente desde Huánuco y pos...
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